Uno en el mundo. Espacio de encuentro, de persencia, de realidad. Un espacio para ser con los iguales, en que experimentar la vida en un entorno seguro, en que ir descubriendo quien soy, sin más riesgo que perder mi propia imagen ficticea de como me muestro o como querría que los demás me llegasen a ver.
El trabajo grupal permite descubrir el vínculo más allá de lo íntimo, experimentando en primera persona cuales son las propias tendencias a la hora de relacionarse en la vida. Es una oportunidad para descubrirse en los demás, proyecciones, fantasías, deseos… y vivir como nos separan de nuestra autenticidad, de nuestra realidad interna.
El grupo permite la interacción en el momento presente, el crear una red en la que las experiencias son sostenidas y a la vez señalan las incongruencias, las facilidades, las dificultades, la seducción, la imposición… Como si fuese una habitación llena de espejos cada uno de los integrantes del grupo va a despertar y reflejar aspectos de uno mismo.
Descubrir la forma de vincularse, ir viendo como se dinamitan las relaciones, experimentar en primera persona las propias historias del pasado o las dificultades presentes, van a permitir tomar conciencia y desde ella caminar hacia la responsabilidad de mantener o cambiar estos mismos aspectos. Pues a través de su intereacción podremos recrear la propia realidad y generar situaciones que permitan vivir experiencias de sanación, de aquellos traumas, dificultades, miedos… que cada uno interpone en el encuentro con sus necesiades.