“La imagen que damos al mundo, la que queremos dar y la imagen que tenemos de nosotros mismos para nuestra intimidad, suelen ser cosas diferentes y ninguna de ellas es quien somos en realidad.
Muchos se sorprenden al encontrarse con un espejo, con aquel que devuelve la imagen que uno da, con aquel muestra la acción que uno hace…
Generalmente nace el descontento, la tendencia a responsabilizar a ese otro de eso, tan molesto, que con el tiempo y valentía podremos descubrir que está en nuestro interior. Ya que difícilmente los ojos pueden reconocer algo que no han visto con anterioridad (nuestra percepción tiende a recrear el mundo en nuestro interior según nuestros conocimientos, sensaciones, experiencias… y difícilmente puede encajar lo desconocido sin tratar de darle la forma de algo conocido, por similitud y oposición…)
Algunos ya desde un inicio se identifican con todos los males, sintiéndose insuficientes, no merecedores… “gracias” a las experiencias y los introyectos y la forma de haber vivido tantas y tantas situaciones que no han permitido otra forma para sobrevivir. Normalmente estos son los primeros que llegan a terapia con ganas de dejar esto atrás y poder llegar a la vida más vivos…
Otros tienden a identificarse con contrario, aun que una especie de demonio pueda moverse por el interior, es como si lo hiciesen su aliado, sus fallos se vuelven logros o aspectos en reacción al exterior, quedándose así vendidos al mundo externo y buscando toda la vida como no ser descubiertos (el extremo es el de hacer por no descubrirse uno mismo).
En la terapia es normal un proceso de desnudarse, desnudarse de la imagen externa, de lo que uno emplea para relacionarse, de lo que uno esconde a los demás y descubrir como se siente por dentro. Aquí puede darse un periodo en que la persona se sienta sin solución, sin nada que se pueda hacer para cambiar, para crecer, para poder hacer las cosas de forma diferente… y será un proceso de aceptar, aceptar la sombra, lo indeseable de uno y desde ahí seguir desnudándolo y, poco a poco, desde ahí, puede llegar algo más”
Mauro Smyth
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