“a veces me pregunto como sienten las plantas su florecer…
Crear ese capullo y poco a poco con la fuerza de la vida ir abriéndolo, sin saber que sucederá poniendo su energía a ello sin que esto les haga retirarse; modifica su forma y se va desplegando pétalo a pétalo.
Pasando desde los duro de la rama hasta lo, casi, etéreo de la flor. Sin importar si esta será la que se convierta en fruto o su fruto en árbol. Hace su movimiento y, con toda su fe, se lanza para lo que está hecho, siguiendo la llamada de su interior. De la corteza ya firme de la estabilidad de los años surgen esos brillos de corta duración que terminan de darle sentido y, de paso, nos regalan sus caprichos (…)
Siendo así quizás en el proceso de floración no siempre consigamos nuestro objetivo, puede que duela desplegarnos, cambiar nuestra forma… Y aprender a escuchar nuestro llamado interno”
Mauro Smyth
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